Pasar al contenido principal

Otros temas

Daños invisibles del 9/11

Hoy mismo se cumplen 10 años del atentado en el World Trade Center de Nueva York. Sin duda, fue un hecho que cambió drásticamente la historia contemporánea: Estados Unidos inició dos invasiones militares, que parecen nunca acabar; se economía está endeudada; y la seguridad es un tema de psicosis entre sus ciudadanos. Pero hay un tema que también ha dado un giro y pocos lo han percibido: los valores.

El feminismo y la renovación en la Iglesia de hoy

En 1992, cuando mi nieto Ricardo tenía tres años, le comunicó a toda la familia que cuando él fuera grande sería un oso polar. Su hermano Jaime, que tenía siete años, dijo: " ¡ oh, no Ricardo, tu no podrás ser un oso polar!" Pero Ricardo insistió, "¡ sí, yo puedo!, ¡ yo puedo ser lo que yo quiera !"

Ocho meses después, cuando Ricardo tenía ya cuatro años y medio, le preguntó a su madre resignadamente: " Las personas no pueden convertirse en un oso polar cuando crecen, ¿ verdad?"

La actuación pública de los católicos

Abundan las voces que exigen que las creencias religiosas queden relegadas al ámbito de la conciencia personal, a la esfera de lo privado. Juan Pablo II decía: “No tengamos miedo de hablar de Dios ni de mostrar los signos de la fe con la frente muy alta” (Mane nobiscum Domine, n.26).
Algunas y algunos políticos exigen un Estado laico donde nadie imponga sus ideas. Ese político(a) es el primero que impone sus ideas laicistas –que no son neutrales: es ya tomar postura-, a un país formado en un 85% de católicos.

Finura en el trato

La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables de la convivencia en una familia o en un grupo de amigos. Se trata de apreciar a los demás, sin miedo a querer, pero sin familiaridades. Se trata de un “esfuerzo”, porque de modo espontáneo no suele brotar ese trato delicado, que es fruto de la propia exigencia. Contra el trato fino va la brusquedad, ese modo áspero y desapacible de comportarse que nada tiene que ver con la fortaleza en el trato. La delicadeza ha de ser universal y extremada, pero sin empalagos ni exageraciones, sin blandura excesiva.

El hábito de la fortaleza

Gran parte de los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están íntimamente relacionados con el corazón del hombre, capaz de lo más sublime y de lo más depravado.

¿Quién es persona tibia? El tibio es quien ha ido desalojando poco a poco a Dios de su corazón, de allí que frecuentemente necesite huir de sí mismo. Padece una pereza que consiste en hacer cosas que van en beneficio de intereses humanos, pero no en el de su vida interior. El fondo de la tibieza es el orgullo y la pereza,... el miedo al sacrificio.

La muchacha mediocre dice:

El día de hoy

 Mi trabajo es un trabajo como el de casi todos,

pero yo escojo qué clase de día quiero tener.

Hoy puedo amargarme porque tengo que trabajar

o puedo gritar de alegría porque tengo trabajo.

Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas,

o puedo reír porque las espinas tienen rosas.

Hoy puedo quejarme porque tengo que hacer las labores del hogar

o puedo sentirme honrado porque tengo un techo en donde vivir.

Hoy puedo frustrarme porque no tengo dinero,

o puedo estar satisfecho de mi ingenio para ahorrar.

Salud reproductiva

La ambigüedad terminológica puede convertirse con el tiempo en un arma de dos filos, en un engaño barato. Dicen que durante la segunda guerra mundial, en los campos de concentración alemanes, a aquellos que no eran aptos para trabajar, se les decía que los iban a llevar “a las regaderas”, y en efecto, eran regaderas, con su cebolla y todo, pero en lugar de salir agua, salía gas y los mataba. Algo semejante ocurría con el concepto de “limpieza étnica”, que implicaba el uso de una terminología soft para encubrir al más cruel de los genocidios.

No tengo Tiempo

NO TENGO TIEMPO

 

Hasta luego, Señor, excúsame,

no tengo tiempo.

Volveré a pasar, no puedo esperar,

no tengo tiempo.

Termino esta carta porque

no tengo tiempo...

Me hubiera gustado ayudarlos pero

no tengo tiempo.

Imposible aceptar,

me falta tiempo.

No puedo reflexionar, no puedo leer,

me veo desbordado,

no tengo tiempo.

Me gustaría rezar,

pero no tengo tiempo.

(...)

Esta noche, Señor,

no te pido el tiempo de hacer esto,

y aquello y lo de más allá,