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Justicia

Daños invisibles del 9/11

Hoy mismo se cumplen 10 años del atentado en el World Trade Center de Nueva York. Sin duda, fue un hecho que cambió drásticamente la historia contemporánea: Estados Unidos inició dos invasiones militares, que parecen nunca acabar; se economía está endeudada; y la seguridad es un tema de psicosis entre sus ciudadanos. Pero hay un tema que también ha dado un giro y pocos lo han percibido: los valores.

Promesas incumplidas, promesas vividas

Si prometo algo malo no estoy obligado a cumplirlo. Simplemente, me equivoqué, o me dejé llevar por la pasión, o quise parecer seguro para ganarme la confianza de otros, o estaba convencido de que era bueno lo que en realidad no lo era. Por lo mismo, tengo la obligación de arrepentirme, de reconocer mi error, de cambiar de ruta, de romper con esa mala promesa.
Pero si prometo algo bueno, algo justo, algo que merece ser respetado, ¿por qué tengo que cumplir lo prometido? La respuesta puede parecer fácil: porque lo prometí, pero sobre todo porque prometí algo bueno.

Peligrosa reforma constitucional

Hace poco más de un mes (8 de marzo de 2011) los Senadores de nuestro país aprobaron una ley con nombre “bonito” y contenido “ambiguo”, lo que equivale a decir: “peligroso”. ¿Quién no está dispuesto a enarbolar una ley que defiende expresamente los derechos humanos? El problema está en definir cuáles derechos son los derechos humanos. Si no se especifica cuáles son, el margen interpretativo de la ley es fácilmente manipulable. Podría decirse que sí está especificado: aquellos que son reconocidos por los tratados internacionales.

Ante la injusticia de los secuestros

El tiempo pasa. Un ser querido, desde hace días, meses, tal vez años, sigue secuestrado.

 

Se lo llevaron rápido, un día no esperado. Los padres, la esposa o el esposo, tal vez los hijos, lloran por su ausencia. Un hombre que era libre está ahora en otras manos, vive en la angustia y el dolor de su prisión forzada, sufre por la lejanía de los suyos.