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Esperanza

Hay Infierno

Tradicionalmente se considera que la “vida interior”, es decir la “vida sobrenatural”, o “vida espiritual” puede definirse como una antesala del cielo, una preparación o anticipo de lo que vendrá más adelante y que nos permite atisbar lo que Dios nos tiene preparado si somos fieles. Entre otras cosas por eso “conviene” aspirar al alto grado de vida cristiana en que consiste la santidad, no contentándose con una moral de mínimos.

Un adelanto del Cielo-¿Comodidad o Felicidad?

1) Para saber

Hacer el bien no siempre resulta agradable, pero siempre resulta satisfactorio. Romper la inercia de nuestro modo de vivir puede costar esfuerzo. Sin embargo, como decía San Josemaría, la felicidad no consiste en llevar una vida cómoda, sino una vida enamorada. El Papa Benedicto XVI escribía que cuando el hombre no vive dándose en el amor, su vida se ve frustrada.

2) Para pensar

Caminos de desierto

Recuerdo una novela de Marlo Morlan, “Las voces del desierto”, que narra de un viaje por el interior de Australia, junto a una tribu de aborígenes. Al inicio del viaje, la protagonista es invitada a ponerse ropa adecuada, y ve con horror como todas sus pertenencias son echadas al fuego. No llevan un “camión almacén” con provisiones, no necesita nada: “Sólo cuando se haya talado el último árbol, sólo cuando se haya envenenado el último río, sólo cuando se haya pescado el último pez; sólo entonces descubrirás que el dinero no es comestible”.

Consejos a un joven sacerdote

Al cumplir los noventa años deseo informarte de algunas normas que han orientado mi vida. 

1.- Me ordené a los 33 años, he cumplido los 90 y no me he arrepentido ni un minuto. Elegí bien. Si volviera a nacer elegiría lo mismo. 

2.- Valora tu vocación. El sacerdote es el mayor bienhechor de la humanidad, pues sólo él puede dar la vida eterna. 

Lo que Alex no se llevó

Seguimos viendo en los noticieros las secuelas del huracán “Alex”, que ha dejado un rastro de desastre. En Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, ciudades grandes y pequeñas se inundaron, varias personas perdieron la vida, carreteras y puentes destruidos, miles de millones de pesos en pérdidas de infraestructura. ¿Qué ha quedado en pie?

¿Por qué permite Dios las tragedias?

 

Pasado un poco de tiempo, superada la primera impresión, cuando ya hemos sido capaces de reflexionar, surgen inquietantes las preguntas: ¿por qué? si uno además tiene una perspectiva religiosa, si cree en Dios y confiesa su omnipotencia, da el siguiente paso: ¿por qué lo permitió Dios? Desde una perspectiva evolucionista, por ejemplo, la tragedia no supone ningún problema intelectual: todo se explica por el azar y la casualidad, no hay necesidad de buscar ulteriores respuestas. La fe en cambio no nos deja tan tranquilos.

Madre, en la difícil aventura de la vida.

Toda la naturaleza se ha vestido de colores y el sol brilla en todo su esplendor como deseando agasajar a María, quisiera hacerme partícipe de esta celebración dejándoles a través de estas letras unos pensamientos que les ayuden a amar y a querer más íntimamente a María, a esa Mujer excepcional que Dios nos ha regalado para que sea nuestra abogada, intercesora, compañera, guía y, sobre todo, Madre en la difícil aventura de nuestra vida.

M e d i t a c i ó n

Lo que las Sagradas Escrituras sí enseñan sobre el fin del mundo

Para que el mundo se acabe deben cumplirse antes ciertos acontecimientos

Advierte san Pablo: «Por lo que respecta a la venida de nuestro Señor Jesucristo... os rogamos, hermanos, que no os alarméis... por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras... que os hagan suponer que está inminente el Día del Señor... Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse... el Hijo de perdición» (II Tes 2, 1-3).

Esto significa que el mundo no se acabará sin que antes sobrevenga una serie de acontecimientos.