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egoísmo

¿Viva la Revolución?

Si nos preguntaran qué festejamos esta semana, posiblemente diríamos que es por la revolución. Pero si nos preguntaran en que consistió la revolución, muchos de nosotros nos quedaríamos mudos. Se supone que la revolución tenía que traer democracia, justicia social, crecimiento económico. Leyendo a algunos periodistas, me encuentro con que parecería que nada de esto sucedió. Les cito a mi amigo Sergio Sarmiento en un artículo de hace unos años: ¿Queremos hablar de justicia social? No había estadísticas de distribución de la riqueza en 1910.

Dudas sobre la pareja adecuada

El amor reafirma a la persona en su ser, por eso es tan importante. La prisa por querer reafirmarnos como personas nos hace querer iniciar una serie de comportamientos que nos hagan sentir bien. El deseo de vivir la experiencia del noviazgo es fuertemente motivado por los programas televisivos y por las presiones de los compañeros. Pero con frecuencia, tus padres no están de acuerdo con los noviazgos a tu edad, lo que provoca tu enojo.

El optimismo y el caracol

El optimismo y el caracol

 “Imaginemos un caracol, un caracol de jardín. Recorramos con la mente la espiral que decora su concha y que le sirve de casa. Pensemos en la manera en que disfruta la humedad después de la lluvia. Parecería que le entusiasma tanto como a algunos de nosotros cuando retozamos entre las olas del mar .

 En el interior de la cubierta de roca de un caracol, así como dentro del ser más admirable y amado se encierra la historia del cosmos. Conocerlos a profundidad sería entender en detalle cómo se originó el universo.

El narcisimo de los jóvenes

El narcisimo de los jóvenes

Los adultos han hecho de todo para que no les falte nada a sus hijos,
inducen a los jóvenes a que crean que tienen que satisfacer cada uno de sus deseos, confundiéndolos con la necesidad.
¿Es educativa esa manera de proceder?, ¿qué tipo de personalidad deseamos formar?

Un virus recuerda la soberbia o la grandeza del ser humano

En estos días, de repente y casi de la nada, aparece un enemigo del ser humano. Su tamaño es minúsculo, imperceptible a la simple mirada del hombre. Sin embargo, su poder puede ser letal. Ante su aparición no faltan falsos profetas que lo identifican como un castigo de Dios. Sin embargo, el verdadero creyente, con el don de la sabiduría puede aprender mucho de esta amenaza de tamaño minúsculo.

No tengo Tiempo

NO TENGO TIEMPO

 

Hasta luego, Señor, excúsame,

no tengo tiempo.

Volveré a pasar, no puedo esperar,

no tengo tiempo.

Termino esta carta porque

no tengo tiempo...

Me hubiera gustado ayudarlos pero

no tengo tiempo.

Imposible aceptar,

me falta tiempo.

No puedo reflexionar, no puedo leer,

me veo desbordado,

no tengo tiempo.

Me gustaría rezar,

pero no tengo tiempo.

(...)

Esta noche, Señor,

no te pido el tiempo de hacer esto,

y aquello y lo de más allá,