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Tolerancia Cero

Tolerancia Cero

Detrás de esta frase, aparentemente antidemocrática, está la recomendación que un grupo consultor extranjero, mediante solo cuarenta y cinco millones de pesos, le da al gobierno del Distrito Federal, para reducir la delincuencia.

En esencia, la recomendación es sencilla: hacer cumplir las leyes, todas las leyes, no importa quién las quebrante, no importa si está protegido por políticos, gente de dinero o quien sea. No importa si son estudiantes, algún grupo de presión o si los protegen las ONGs nacionales e internacionales.  No importa si el delito es leve o grave; consignar a todos los que rompan las leyes. Sin “sensibilidad política”.

No vamos a discutir aquí los méritos de la propuesta; eso requiere de conocimientos técnicos que, supongo, no deben ser tan sencillos, cuando todavía no ha habido quién reduzca la delincuencia en la Ciudad de México.

Lo que llama a reflexión, hablando de valores sociales, es el hecho de que le demos, como sociedad, tan poco valor al cumplimiento de las leyes. Ya desde la colonia, había leyes que, según instrucciones de los virreyes, se acataban, pero no se cumplían. También había los privilegios; las leyes eran para el pueblo, pero los nobles, tanto la nobleza mayor como la menor, quedaban exentos de cumplir muchas de ellas. Y después, en los diferentes regímenes del México independiente, la cosa era igual; basta recordar el dicho de Porfirio Díaz que decía algo así como: “Para los amigos, justicia y misericordia; para los que no son amigos, justicia seca”. Las cosas, por supuesto, han seguido así hasta nuestros días.

|||¿Porqué le damos un lugar tan bajo en nuestros valores a la Ley y a su cumplimiento? ¿Será acaso que al sentirnos mal representados por los legisladores, creemos que esas leyes no reflejan nuestras necesidades? ¿Será que el tener la posibilidad de evadir la ley sin consecuencias demuestra lo importantes que somos? Verdaderamente hace falta que hagamos una reflexión profunda sobre el tema. Las leyes están para violarlas, dicen algunos. No lo puedo aceptar. Las leyes son, dice una definición El mínimo ético para garantizar la convivencia en sociedad. Sí, es fácil quejarnos de que la sociedad no nos funciona, de que hay inseguridad, de que la posibilidad de que no se cumplan las leyes encarece nuestros bienes y servicios. Pero todo eso no es posible sin respetar las leyes.

Le tengo una propuesta, y no le costará millones de dólares. Empecemos la tolerancia cero por nosotros mismos. Hagamos el propósito de no romper deliberadamente una ley (hay tantas, que es fácil romperlas sin darnos cuenta). Y, después, exijamos a la sociedad, al Gobierno, a legisladores ese mismo nivel de cumplimiento. ¿Qué no es fácil? Por supuesto. Nadie dijo que era fácil ser un país desarrollado.