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Lo que las Sagradas Escrituras sí enseñan sobre el fin del mundo

Para que el mundo se acabe deben cumplirse antes ciertos acontecimientos

Advierte san Pablo: «Por lo que respecta a la venida de nuestro Señor Jesucristo... os rogamos, hermanos, que no os alarméis... por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras... que os hagan suponer que está inminente el Día del Señor... Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse... el Hijo de perdición» (II Tes 2, 1-3).

Esto significa que el mundo no se acabará sin que antes sobrevenga una serie de acontecimientos.

En los evangelios sinópticos Jesús también habla  de diversos hechos previos al fin del mundo  (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21). Ahí advierte que las guerras, los terremotos, el hambre y la peste no son señal del fin, sino apenas el «comienzo de los dolores del alumbramiento». La aparición de una nueva epidemia o el estallamiento de una nueva guerra a veces suele provocar en la gente la idea de que «ahora sí» el final ya está muy cerca. Pero esos cuatro signos mencionados por Jesús (cfr. Lc 21, 11), que son los cuatro jinetes del Apocalipsis (cfr. Ap 6, 1-8), son plagas generales que afligen a buenos y malos y que Dios, en todas las épocas, ha permitido que se susciten porque son un llamado para que los malos recapaciten y se conviertan, mientras que para los buenos son ocasión de purificación y crecimiento en la fe.

Entonces, ¿cuáles sí son las señales o acontecimientos más próximos al fin de los tiempos? Enumeramos ocho, sin que ello indique un orden cronológico:

1) La difusión del Evangelio. «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin» (Mt 24, 14).

2) El debilitamiento de la fe. «Llegará el tiempo en que los hombres no aceptarán más la sana doctrina» (II Tim 4, 3). «Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará» (Mt 24, 12). «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la Tierra?» (Lc 18, 8).

3) Culto a los demonios y otras abominaciones paganas. «El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas» (1 Tm 4, 1). «Pero los demás hombres, los no exterminados por estas plagas... no dejaron de adorar a los demonios... No se convirtieron de sus asesinatos ni de sus hechicerías...» (Ap 9, 20-21).

4) Creciente odio y persecución hacia los cristianos.- «Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre» (Mt 24, 9).

5) Aparición de falsos profetas y falsos mesías. «Mirad que no os engañe nadie. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy el Cristo’... Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos» (Mt 24, 4-5. 11).

6) Las  calamidades enlanaturaleza adquirirán una dimensión catastrófica. «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la Tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas» (Lc 21, 25-26). Las plagas «ecológicas» son descritas en el Apocalipsis en el capítulo 8, 6-12, y corresponden a las primeras cuatro de las siete trompetas.

7) La conversión a Cristo del pueblo judío. «No quiero que ignoréis, hermanos, este misterio,  no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvo» (Rm 11, 25-26). También el Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda: «La venida del Mesías glorioso, en un momento determinado de la historia se vincula al reconocimiento del Mesías por todo Israel» (n. 674).

8) La aparición del Anticristo. La palabra «anticristo» tiene un un doble significado: en un sentido amplio se refiere a cualquier enemigo de Cristo; pero en un sentido estricto señala a una persona determinada quien dirige todos sus esfuerzos a la erradicación de la fe en Cristo. «Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios» (II Tes 2, 3-4).

Mientras todos estos hechos no se hayan producido, no se dará todavía la Parusía, es decir, el final de los tiempos con el retorno glorioso de Dios, Nuestro Señor Jesucristo.


PARA SABER MÁS

El Apocalipsis no fue escrito para infundirnos miedo, sino esperanza

El Apocalipsis, por su estilo literario, es uno de los libros más difíciles de la Biblia. Su lenguaje cifrado y misterioso, con la aparición de monstruos y plagas, suele causar terror en los lectores.

Pero el cristiano debe saber que el Apocalipsis no fue escrito para infundirnos miedo, sino para llenarnos de esperanza en medio de las pruebas y de los sufrimientos de esta vida, pues su mensaje central es el señorío absoluto de Jesucristo, quien dirige toda la historia.

Una guía fácil, amena y breve —pero no simplista ni ingenua— para entender de una vez por todas el último libro de la Biblia, puede encontrarse en el manual El Apocalipsis al alcance de todos, escrito por el sacerdote Félix Struik, O.P., y publicado en México por la Editorial Camino.