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Lecciones de inmigración de las Ligas Europeas de Fútbol

La velocidad y fuerza de Didier Drogba en el Chelsea. El ímpetu de Cesc Fábregas en el Arsenal. La alegría y creatividad del Chicharito en el Manchester United, la habilidad y poderoso dribble de Messi en el Barça, la eficacia del trío colombiano (Falcao, Guarín  y Rodríguez) en el Porto, actual campeón de la Liga Europa. Todas estas son las nuevas características de un fútbol profesional, didáctico, rápido y apasionante que ha sido posible gracias a un factor que por muchos es rechazado: la inmigración.

Las nuevas estrellas del fútbol en la mayoría de los clubes de las grandes ligas, presentan la característica peculiar de proceder de diferentes países de los cuales los clubes pertenecen. Un gran movimiento de jugadores provenientes de África y Suramérica, han hecho del fútbol europeo algo más que magia. Así podemos ver en la reciente historia de la Premier League, la Liga Española o il Calcio Italiano un efecto creciente y transformador que los inmigrantes han traído a estas ligas.

Veamos uno de los ejemplos. Hace unos veinte años, el fútbol inglés estaba con problemas serios. La mayoría de los estadios tenían pocos asientos y era poca la asistencia a algunos partidos. Revueltas y peleas en las terrazas de los estadios eran parte del entretenimiento. En 1989, cerca de 96 personas murieron en un trágico juego. Pero después de dos décadas las cosas han cambiado, y ahora uno de los mejores estilos de fútbol del mundo se juega en Inglaterra. La razón es sencilla: la diversidad y diferentes estilos que los inmigrantes le aportan.

“La Premier League es un testimonio de lo que pasa cuando las barreras son quebradas y un mercado atrae los jugadores más talentosos del mundo” dijo Michael Moritz en el Wall Street Journal a comienzos de abril de 2011.

En 1992, el año de su formación, la Premier League tenía solo 11 jugadores extranjeros. Actualmente el número sobrepasa 250. En 1999 el Chelsea fue el primer equipo en comenzar un partido con una nómina completa de extranjeros.

La principal razón detrás de esta mudanza, fue el declive de una de las leyes de la Corte de Justicia Europea que restringía el movimiento libre de jugadores. Cuando la ley perdió su valor la Liga Inglesa se vio cargada de los mejores jugadores del mundo.

El resultado económico de este influjo de jugadores inmigrantes ha sido profundo. Actualmente el fútbol que se ve en Inglaterra es sin duda uno de los mejores del mundo, al lado de la Liga Española. El mercado doméstico se ha expandido, el hooliganismo ha ido en declive. Mujeres y niños se han unido a los espectadores los sábados. De igual modo la explosión del mercado es más lucrativa que nunca. Más de medio billón de personas en unos 200 países sigue los partidos del Chelsea, Manchester United, Aston Villa, Tottenham Hotspur, Liverpool. Además del capital extranjero con los dueños de los clubes, procedentes de Estados Unidos, India, Rusia y Medio Oriente.

Este es un solo ejemplo y asimismo podríamos continuar con una extensa revisión de la Liga Española, la italiana o la misma Bungues League. Es claro que la inmigración no es un factor negativo, todo lo contrario, es un factor que, si se lleva bien,  es enriquecedor y puede ayudar a progresar y desarrollar el lugar donde llegan los inmigrantes. Queda igualmente claro que no hay ningún  motivo para rechazar los inmigrantes o tratarlos menos que personas por la única razón de que no pertenecen a nuestra cultura. No existe ningún derecho de tacharlos de inútiles o inferiores, de hecho muchas veces son ellos los que tiene mejores cualidades y están mejor capacitados para los cambios drásticos en el mundo actual.

Tenemos que ser conscientes que somos una sola familia humana, que debemos estar unidos en lo bueno y en lo malo. Superando las barreras de raza, color y religión. No es imposible un mundo en el que podamos compartir el mismo lugar y los mismos recursos. Cada uno aportando sus talentos y sus cualidades con el único objetivo de hacer crecer esa comunidad. Es hora de tomarse en serio el asunto de la inmigración, de crear reglas, sí, pero justas; sólo así podremos hacer de este mundo el mejor de los mundos.