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La pureza y el perdón son para valientes

Testimonio de María Goretti y su madre Assunta

María Goretti nació en 1890 y fue asesinada en 1902. A sus 11 años, 9 meses y 21 días de vida, fue mártir por amor a Jesucristo. Catorce bestiales puñaladas en el pecho y en el vientre acabaron con su existencia. ¿La causa? Oponer resistencia a Alessandro, un joven de veinte años que intentó violarla. Durante el intento, María sólo repetía: “Dios no quiere”.

 Después del atentado, María tuvo que ser intervenida urgentemente. Mientras agonizaba por el horrible dolor físico, una sola cosa le preocupaba: Alessandro. “—Sí, le perdono por amor a Jesús, y quiero que venga también conmigo al cielo”.

 Alessandro Serenelli, a quien los padres de María habían acogido en casa como a un hijo desde que era pequeño, fue el asesino. La policía lo arrestó y la ley lo condenó a treinta años de prisión.

 Una noche, Alessandro soñó que María Goretti le regalaba un precioso ramo de lirios. Al despertar lloró amargamente y se sintió perdonado por la niña.

 El 24 de junio de 1950, el Papa Pío XII promulgó santa y mártir a María Goretti. Era la primera vez que una madre, Assunta, presenciaba la canonización de su propia hija.

 34 años después del atentado, Alessandro fue a la casa de la madre de María Goretti y le dijo: 

- ¿Me reconoces, Assunta?

- Seguro, hijo mío, respondió Assunta.

- ¿Me perdonas…?

A lo que la madre respondió: -María te perdonó. Dios te ha perdonado… ¿Cómo quieres que yo no te perdone? 

 Alessandro finalizó su vida en un convento de frailes franciscanos.

 Creo que Cristo mismo no pudo darle a la pureza mayor fuerza y atractivo cuando la presentó en el sermón de la montaña. Mientras para otras bienaventuranzas habla de poseer el Reino de las cielos, de ser consolados o de alcanzar misericordia, a la pureza le reserva el anhelo más grande del corazón humano: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”.