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Juan Pablo II: hombre, Papa y ¡beato!

"Igual que el deseo de mantener la existencia del propio ser procede del impulso de autoconservación, el deseo de compartir con otro ser humano, el deseo que brota de una gran semejanza y de la diferencia de vida a la separación de los sexos, se basa en el impulso sexual. Éste, con todo su dinamismo, y significado, se convierte en origen de la propagación de la vida; por eso se convierte, simultáneamente, en el impulso reproductor al que el hombre debe la preservación de su especie en la naturaleza. Este deseo natural es la base del matrimonio y por medio de la vida marital se convierte en fundamento de la familia".

Este escrito lo redactó hace ya varias décadas un hombre que muy a parte de su fama y de su gran injerencia en la historia de la humanidad, era una persona de carne y hueso, experto en antropología.

Este hombre influyente en la vida de los católicos primordialmente, pero sin duda alguna en el rumbo de la política mundial, es Karol Józef Wojtyla, el 264 Papa de la Iglesia Católica. Un hombre que vivió desde muy joven la separación de sus seres queridos, las atrocidades de la guerra, del comunismo, pero, sobre todo, que aprendió a conocer a la persona humana con maestría.

Desmenuzando al hombre, en su obra "Persona y Acción" nos demuestra la indudable realidad de cómo es que el cuerpo humano está conformado. Nos enseña, nos corrobora que al unísono somos cuerpo y espíritu, y que en el espíritu tenemos las facultades exclusivas de nuestra propia especie: la inteligencia y la voluntad.

Karol, el Papa de carne y hueso se hizo mexicano de corazón, guadalupano por convicción y nunca separó las tradiciones ancestrales que nuestros indígenas mexicanos tienen desde siglos atrás.

Con un gran respeto a la persona, supo combinar la importancia de los ritos aztecas, de las creencias politeístas y se dejó limpiar, cuando beatificaba a "San Juan Diego", encargando a nuestro pueblo ser siempre fieles. Nos dejó una relación personal, una intimidad envidiada por muchas naciones. Confió en nosotros y descansó sabiendo que cumpliríamos fielmente su mandato: evangelizar a aquellos que han perdido la fe.

En Karol se podía comprender a la perfección el principio de subsidiariedad. La magnificencia del respeto a los demás nos lo demostró al mejorar las relaciones entre judaísmo, Islam, la Iglesia Ortodoxa y la Anglicana.

Años atrás ya gestaba lo que en su Pontificado realizaría como obras antropológicas y filosóficas, y decía: "El individualismo ve en el individuo el bien supremo y fundamental, al que se deben subordinar todos los intereses de la comunidad o sociedad, mientras que el totalitarismo objetivo, se basa en el principio contrario, y subordina incondicionalmente al individuo, a la comunidad o sociedad".

Karol, el amigo de los jóvenes, no en vano creó las Jornadas Mundiales de la Juventud, también fue amigo de los niños, pues hasta cómics de su vida hay. Fue el amigo de las familias, de las madres desamparadas, de los más desprotegidos, el amigo políglota y viajero del mundo. Karol fue el Papa que se propuso posicionar a la Iglesia como el faro del mundo contemporáneo.

Esta semana renacerá el hombre de carne y hueso, el Papa internacional será beatificado justamente el mismo mes en que nació. Nació el 18 de mayo de 1920, en Cracovia, Polonia, y el 13 de mayo de 1981 el turco Mehmet Ali Agca, lo hirió de bala, tras lo cual se recuperó y volvió a vivir, pero ahora lo hará eternamente como beato, ya que el 1 de mayo será el Beato Juan Pablo II.

Con su legado, con su historia, generaciones enteras tendrán un ejemplo a seguir, un hombre santo pero de carne y hueso que nos enseñó que viviendo al servicio de los demás hacemos de la vida un paraíso terrenal.
Nos recordará siempre que el prójimo es nuestro hermano, que debemos ser generosos y caritativos. "La idea de prójimo nos obliga no sólo a reconocer, sino también a valorar aquello que dentro del hombre es independiente de su condición de miembro de cualquier comunidad, nos obliga a observar y apreciar en él algo que es mucho más absoluto".

Juan Pablo II nos recordaba en sus estudios antropológicos la importancia de concienciar que vivimos en comunidad y que tal hecho debía obligarnos a aprender, a respetar y convivir con los demás. "La noción de prójimo se refiere a la realidad más amplia, a la más común y también a los más amplios fundamentos de la comunidad interhumana".

Sin embargo, siempre supo hablar de la verdad basada en la realidad y no en ideas particulares, promoviendo un compromiso ético y social: Asumiendo la defensa de la dignidad de la persona y los derechos humanos, así como la promoción de la diversidad cultural de los pueblos y el impulso de la justicia social y la moral personal.

Fue un opositor por igual de las dictaduras marxistas y del capitalismo liberal y, muy especialmente, siempre defendió la vida y la familia, condenando el aborto, la contracepción y la fecundación artificial. Juan Pablo II nos enseñó que hay una cultura de la muerte fruto de un materialismo occidental, hedonista y relativista.

Este mes de mayo, Karol volverá a nacer, pero esta vez para siempre, el Papa humano será enamorado de la vida, implacable, ejemplar, un hombre de carne y hueso que permanecerá en nuestros corazones con optimismo y, claro está, nos deja una llama de fuego que nos permite tener certeza de que este mundo mejorará.