Pasar al contenido principal

El Amor Empieza en Casa

MENSAJE DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Queridos Jóvenes de México:

No saben cuanto he sentido no poder asistir a su Primer Congreso Internacional de Gente Nueva. Me duele el no estar con ustedes en persona, porque se que la fecha del Congreso fué escogida pasra que yo pudiera asistir. Pero los caminos de Dios y la salud me han obligado a permanecer aquí en Calcuta. Después de haber pasado un mes en Africa fundadndo casas de la Congregación siento que no tengo la fuerza física de hacer un viaje tan largo en tan corto tiempo. Pero quiero que sepan que estoy presente con mis oraciones , orando por cada uno de ustedes. No obstante quisiera reflexionar algunas ideas con ustedes para que lleven este mensaje en sus corazones en el día que veneramos a Nuestra Señora de Guadalupe.

Queridos jóvenes, no es suficiente para nosotros decir : "Yo amo a Dios, pero no amo al prójimo". San Juan dice: "Tu eres un mentiroso si dices que tu amas a Dios y no amas a tu prójimo. ¿Cómo puedes amar a Dios a quien no ves, si no amas a tu prójimo , a quien sí ves, a quien tocas, con quien vives?". Y por eso es que esto es tan importante: darnos cuenta de que el amor, para que sea verdadero tiene que doler. Hemos sido creados para amar y ser amados, y Dios se hizo hombre para hacer posible que nosotros amemos como Él nos ha amado. Él se vuelve el hambriento, el desnudo, el despojado, el enfermo, el prisionero, el solitario , el ser no querido, y Dios dice: "Me acogiste". Él está hambriento por nuestro amor. y ésta es el hambre de nuestra gente pobre. Ésta es el hambre que tú y yo debemos encontrar,. Y puede estar en nuestro propio hogar. Y mira, ahí es de proviene el amor. Esa pobreza existe en nuestra propia casa. Aun negando el amar, quizás en nuestra propia familia, tenemos a alguien que se encuentra solitario, que se siente enfermo, que está preocupado. Y éstos son días difíciles para nosotros. ¿Estamos ahí para recibirlos, esta ahí la madre para recibir a su hijo?

A mi me sorprendió ver en Occidente tantos jóvenes, hombres y mujeres adictos a las drogas, y traté de averiguar por qué, por qué es así. Y la respuesta fue: porque no hay nadie en la familia que los acoja. Padres y madres están tan ocupados que no tienen tiempo. Los padres de los jóvenes están en su trabajo, los jóvenes salen a las calles y se involucran en problemas. Estamos hablando de paz, y éstas son las cosas que rompen con la paz. Pero siento que el destructor más grande de la paz es el aborto, es una guerra directa, es un asesinato directo por la misma madre. Leemos en las sagradas escrituras donde Dios dice claramente: "Aunque la madre pudiese olvidar a su propio hijo, yo no me olvidaré de ti . Te he moldeado en la palma de mi mano". Y aquel niño no nacido, también está moldeado en la mano de Dios. Y eso es lo que me asombra más que nada. El principio de esa frase, que "aunque la madre pudiera olvidar a su hijo" - algo imposible - pero suponiendo que ella se olvidara, Dios no se olvidaría. Hoy día el mayor destructor de la paz es el aborto. Nosotros que estamos aquí presentes, somos hijos de padres que sí nos querían, No estaríamos aquí si nuestros padres no nos hubiesen querido. Millones mueren deliberadamente por la voluntad de la madre, y éste es el mayor destructor de la paz hoy en día, porque si una madre puede matar a su hijo, ¿qué diferencia hay que yo te mate a ti y tú me mates a mí? Ya no queda nada.

La gente pobre es una gente muy especial. Ellos nos enseñan tantas cosas bellas. El otro día, una mujer vino a agradecernos por haberle enseñando a planificar su familia en una forma natural. Y ella dijo: "Ustedes ", refiriéndose a nuestras hermanas, " ustedes que practican la castidad son las mas indicadas para enseñarnos la planificación familiar natural, porque no es nada más que practicar nuestra fuerza de voluntad a raíz de nuestro mutuo amor". Yo pienso que ellos dijeron una frase bellísima, y ésta es gente que quizás no tienen nada qué comer, tal vez no tienen un lugar donde vivir, pero son gente de gran dignidad y comprensión. Y por eso creemos lo que dice Jesucristo "Yo estaba hambriento, desnudo, despojado, era despreciado, no querido, y tú me acogiste". Tú también debes traer la presencia de Dios dentro de tu familia, porque la familia que reza unida se mantiene unida. Yo pienso que nosotros en nuestra.familia no necesitamos bombas o rifles, para destruir o para traer la paz. Sólo unámonos, amémonos el uno al otro, traigamos esa paz, esa alegría, esa fuerza de presencia de cada uno en el hogar. De esta forma, podremos sobreponernos a todo el mal que existe en el mundo. Hay tanto sufrimiento, tanto odio, tanta miseria, y nosotros con nuestra oración, nuestro sacrificio, debemos empezar en casa. El amor empieza en casa, y no es cuánto hacemos, sino cuánto amor ponemos en la acción que hacemos. A Dios omnipotente no le importa cuánto hacemos, porque Él es infinito, sino cuánto amor ponemos en esa acción, cuánto hacemos por Él en la persona que estamos sirviendo.

Y aquí me encuentro, hablando contigo, yo quiero que tú encuentres al pobre, primero, en tu propio hogar, y empieza amando ahí. Lleva esa buena nueva a tu propia gente, y pregúntale: "¿Quién es mi vecino en la escuela, en el trabajo, en la vecindad?" ¡Los conoces? Agradezcámosle a Dios que hemos tenido esta oportunidad de conocernos, y que este conocimiento mutuo nos ha acercado mucho, así podremos ayudar a los jóvenes de todo el mundo. Yo creo que el amor comienza en casa, y si podemos crear un hogar para los pobres, pienso que cada vez más se expanderá el amor, traer paz y ser la buena nueva para los pobres. Los pobres en nuestra propia familia primero, en nuestro país y en el mundo. A sí es que pido que recen por nosotros para que podamos traer las buenas nuevas. Nosotras no podemos hacerlo sin ustedes. Ustedes tienen que hacerlo aquí, en su propio país. Deben llegar a conocer a los pobres. Quizás nuestra gente aqí tiene cosas materiales, quizás lo tiene todo, pero yo pienso que si examinamos nuestros propios hogares, ¡qué difícil encontramos a veces hasta sonreirnos los unos a los otros, pues una sonrisa es el principio del amor!

Entonces, cada vez que nos juntemos, hagámoslo con sonrisa, porque la sonrisa es el principio del amor, y una vez que empezamos a amarnos, naturalmente queremos hacer algo por el prójimo.

Madre, ¡qué podemos hacer los jóvenes mexicanos por usted?

Diles que por favor recen mucho por nuestras hermanas y por mí, por nuestros hermanos y sacerdotes, y por nuestras colaboradoras que están por todo el mundo. Recen para que nos mantengamos fieles al don de Dios, para amarlo y servirlo en los pobres junto con ustedes. Lo que hemos hecho no lo hubiéramos podido hacer si ustedes no hubiesen compartido con sus oraciones y regalos este contínuo dar. Pero yo no quiero que me den de su abundancia, yo quiero que me den hasta que duela. Esta es la verdadera realidad, y es ahí donde comienza el amor, cuando es exigente y a pesar de todo lo damos con gozo. Yo pienso que esto es algo que nos hace vivir nuestra vida en plenitud.

. . .

Por favor agradéceles a todos los jóvenes su comprensiónpor no acompañarlos en este congreso tan importante para ellos y para el mundo, y que sepan que yo estaré con ellos con mis oraciones. Recuerdales por favor que tenemos a Jesús con nosotros, y que Él nos ama. Ojalá pudiéramos recordarnos que Dios nos ama y que tenemos siempre la oportunidad de amar a otros como ël nos ama, no sólo en grandes cosas sino también en pequeñas cosas, con mucho amor.

Madre Teresa de Calcuta
Mensaje enviado al Congreso "Los jóvenes al servicio de la Vida y de la Paz"
12 de Diciembre de 1988

Agradecemos profundamente a la Organización Gente Nueva por permitirnos compartir este mensaje con las Familias del mundo.