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Educación sexual con “perspectiva de género”, en Kinder

 

 

El documento aprobado por el Senado es largo, aburrido y ambiguo (esto es parte de su estrategia). No define conceptos que van a empapar la visión que se dé; no dice lo que es “perspectiva de género”. La perspectiva de género no es un concepto, sino una metodología y una ideología; es decir, una manera de ver el mundo y las relaciones entre personas y es también una forma de cambiar la sociedad. Dentro de la perspectiva de género, el concepto género tiene una importancia crucial

El feminismo ha desarrollado el concepto de “equidad de género” y “perspectiva de género” con el propósito de replantear aquellos temas que considera importantes. Se trata de convertir la perspectiva de género en un concepto totalizante que implica un nuevo modo de ver al ser humano, una nueva perspectiva desde la cual reelaborar los conceptos de hombre y mujer, sus respectivas vocaciones en la familia y en la sociedad, y la relación entre ambos. De este modo se ven afectados los conceptos de sexualidad, matrimonio, vida y familia.

¿Quiénes están apoyando este proyecto? Entre otros muchos:

a) José Aguilar Gil, quien, trabajó en MEXFAM (Fundación Mexicana para la Planificación Familiar). Fue vocal de FEMESS, organiza IX Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual. Firma desplegado a favor de educación sexual tipo ONU. Ha sido invitado a foro en casa Lamm, centro cultural de gays. Es coordinador de la Red Democracia y Sexualidad. Está trabajando mucho para que se dé educación sexual en Kinder (cfr. El Universal, 25-IV-06).

b) Gerardo Sauri. Director ejecutivo de la Red de los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Esta persona está a favor del estilo de vida homosexual. Es amigo de la Red Democracia y Sexualidad.

c) Juan Luis Alvarez-Gayou, Presidente del Instituto Mexicano de Sexología, doctor y psiquiatra. Participó en el Seminario Internacional de RTC en dic. Del 2001, y dijo que a nadie dañaba ver sexualidad explícita en cine. Colabora en hacer textos de educación sexual cuya única referencia es el placer.

d) José Pérez Bautista, representante de los pocos padres de familia que aceptan la instrucción sexual genital en Kinder.

Todas estas personas hablan de “derechos sexuales”. Y, alquien podrá preguntar, ¿qué son los derechos sexuales? Se dice que toda forma de sexualidad es equivalente y por tanto de igual valor. Así, el placer llega a ser el único punto de referencia de la sexualidad, y cada uno es libre de dar a su libido personal el contenido que le parezca adecuado. De allí surge la idea de que todas las formas de gratificación sexual son transformadas en “derechos” del individuo. Para citar el ejemplo más corriente, la homosexualidad llega a ser un derecho inalienable.

La “trivialización” del sexo hace que los roles se vean como intercambiables entre hombre y mujer. Separada de la fecundidad, la sexualidad no se ve más como una característica que determina a la persona.

Dentro de las batallas de “liberación” actuales, algunas de ellas quieren escapar de la “esclavitud de la naturaleza”, demandando el derecho a ser mujer o varón a petición o placer (por operaciones o así). Incidentalmente, uno debe ser consciente de que este “cambio de sexo” no altera nada de la constitución genética de esa persona. No es sólo un artefacto externo que no resuelve problemas sino que sólo construye realidades ficticias.

Si ser mujer o varón es sólo una construcción social y cultural, y no una especificación natural inscrita en lo más hondo de nuestro ser, entonces, incluso la maternidad es un mero accidente funcional, y por ello algunas consideran injusto que sólo la mujer sea capaz de dar a luz. La ley y la ciencia les dan una mano al permitir transformar a un varón en mujer o viceversa, o al separar fecundidad de sexualidad para procrear a petición. ¿Acaso no somos finalmente iguales? Entonces, para ser iguales, también hay que luchar contra la “inequidad” natural. Pero no se puede luchar contra la naturaleza sin sufrir las consecuencias más devastadoras. 

Uno de los mayores pensadores del siglo XXI, Benedicto XVI, escribe: “No tenemos derecho a deconstruir y volver a reconstruir la naturaleza a petición. El lenguaje de la naturaleza nos dice que hay dos sexos y que son complementarios. No debemos de ceder a la tentación que trata arrancar al ser humano de su individualidad y, en consecuencia, de su dignidad. Tratan de despersonalizar al ser humano. Se ha visto que la mayor parte de las personas que han cambiado quirúrgicamente de género han terminado suicidándose. Esta realidad ¿significa una mayor liberalización o una mayor felicidad?”.

¿Por qué hay tanto interés en meter la perspectiva de género en todas las políticas públicas? Porque el punto crucial del progreso de los pueblos no es la pobreza, es la sexualidad. Es una guerra de amor. La superación de los pueblos viene de familias sanas con hijos; en cambio, si hay perversión, se deteriora al ser humano.

No se trata solamente de una justificación del hedonismo, del lesbianismo, de la homosexualidad y del aborto, sino de todo un programa para “reconstruir” la sociedad, imponiéndole una nueva forma de ver y de vivir la sexualidad. Se plantea la deconstrucción del género como un proceso de subversión cultural. La perspectiva de género representa una de las armas ideológicas más potentes para el nuevo orden mundial.

Padres de familia, ¡espabilen!

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