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Código da Vinci, cara y cruz

          ¿Se hunde en Cannes el Código da Vinci? Pre-estrenada sin aplausos (ni uno, según La Vanguardia), la primera crítica no es de lo más positiva: "Cuando no está pariendo pensamientos ingeniosos, Tom Hanks se pasa la mayor parte del film con aspecto de estar mareado" (The Times). "Cualquier thriller capaz de soltar la frase 'Tengo que ir a una biblioteca, rápido', tiene gran necesidad de atención médica". "Malestar y silbidos" entre los agobiados periodistas (Il Messaggero).

 

 "Una acogida helada. Ni un aplauso. Algún silbido y una carcajada de mofa" (Il Corriere della Sera). Acogida "glacial" (Le Monde), para esas 2 horas y media de película fiel al libro, llenas de sermones pelmazos de expertos que se van alternando con persecuciones. Cuando al final Tom Hanks le dice a Audrey Tautou “Sophie, ¡eres la última descendiente de Cristo!”, por fin el público de periodistas "hasta ese momento entumecido por el exceso de disquisiciones dementes sobre el Santo Grial - explota en una carcajada liberadora" (La Reppublica). Si eso dicen los que atacan la Iglesia, significa que podemos hablar que desde el punto de vista cinematográfico, la película no ha aguantado la crítica de Cannes. En el aspecto cinematográfico, la historia que relata Ron Howard para Sony Pictures Entertainment no ha comenzado con buen pie.

Me decía una persona amiga, sobre la novela del guión: “fíjate que yo leí el Código y lo que yo entendí es que este señor Brown, después de tirarle al Opus Dei y decir una serie de absurdos al final da a entender que fue un sueño y eso se me hace una cobardía”. “Morbo” y “entretenimiento” son claves para vender; pero claro, echando basura a la Iglesia. En el tiempo en que ellos están con esas críticas, los que ellos critican están sacando adelante 24 proyectos financiados en 14 países africanos por el fondo de solidariedad Harambee 2002, proyecto de solidaridad nacido en ocasión de la canonización del fundador del Opus Dei: por tanto, si nos limitamos a hablar de este programa, se promueve la reinserción social y educación de ex-niños soldado en Sierra Leona, una biblioteca nueva para una escuela en Uganda, una granja para familias que acogen niños huérfanos en Ruanda. Desde el apoyo a estudiantes universitarios en Johannesburgo (Sur África), a la creación de cuatro pequeñas escuelas de formación profesional para jóvenes que han terminado la escuela elemental en Mozambique. Y además, el proyecto de mejora del acceso al agua por parte de escuelas, mujeres y niños, para hacer crecer el nivel de higiene al menos a 281.000 habitantes y 44.000 familias en el estado de Enugu, Nigeria... Otros cuatro proyectos se han presentado estos días para el 2006, centrados especialmente en la educación de la mujer. Harambee también cuenta con poder invertir un millón de dólares en Sudán para en un programa de formación profesional para las mujeres y jóvenes del sur del país, huidas a causa de la guerra civil, que desde hace años aísla la región; en Kenya, para un programa de formación para profesores de escuelas elementales y medias; en Madagascar la inversión será en un programa de formación profesional para artesanos y sus familias y en la RD del Congo para un programa de asistencia sanitaria para mujeres y niños de la periferia rural de Kinshasa (http://www.harambee-africa.org).

Son como dos caras de la moneda. Y eso por no citar las miles de obras de caridad que está llevando adelante la Iglesia, a la que esa literatura injuria con cosas como que Jesús estuviera casado con María Magdalena (en ninguna de las miles de páginas escritas por los primeros cristianos aparece un solo texto que hable de ello, ni en el Nuevo Testamento, ni en los Padres de la Iglesia, ni en la literatura gnóstica). Tampoco tiene pies ni cabeza pensar que Leonardo fuese un adepto de la “divinidad femenina”. Ni María Magdalena no solo no ha sido marginada ni demonizada por el cristianismo sino que al contrario, ha sido honrada como santa, los cristianos han puesto su nombre a Iglesias, han rezado ante sus imágenes, le atribuyen milagros. Dicen que “los partidarios de Pedro” la querían ocultar, cuando no para de salir en los evangelios y es la testigo principal de Jesús Resucitado y la portadora de la buena noticia de la resurrección.

Es absurdo decir que los primeros cristianos querían engañar, que no creyeron en la divinidad de Jesucristo y se escribió todo siglos después: dieron la vida por ello, fueron arrestados, torturados, encarcelados y murieron mártires centenares de miles. Y de los miles de manuscritos del Nuevo Testamento, basta decir que la crítica considera la mayoría de esos libros escritos en el siglo I.